sepulté manzanas en el fondo de mi cama, saboreando cada centimetro de tu alfombra, tan suave y asesina como los poros de la piel de bisonte. absorví por mis huesos cada palabra y la tomé como mía, se la pedí prestada a la locura e hice un collage de fuegos artificiales, de intermitentes luces de colores (b&w), focos sepulcrales mi tumba y saqué madera de este árbol.
le robé aquella manzana, mordí su tallo y su raíz y planté un energético cielo de aluvias, de meses muertos de inviernos tan pálidos como cualquier cosa que no se parezca a mi sombra, ni la sombra de mi sombrero, ni las piernas de un jilguero que quiere cantar una canción tan idiota que no se deja, tampoco.
pero los animales se guardan el vuelto y se alimentan de mis ganas. mis penas son demasiado frágiles para guardarlas en un bolsillo. son demasiado grandes como para que las escriba en un papel, la guarde en una botella y me las beba con un whisky casi tan viejo como la vejez de ese mismo whisky. algo apesta en el futuro. y eso soy yo.
algo me hace correr el riesgo de pintarme la cara con aerosol y gritarle al viento que la libertad es tan pequeña como un vaso vacío, lleno de aire y de escrúpulos como para bebérmelo con aquel papel sin palabras y quel whisky sin tiempo. soy demasiado eficaz a la hora de sepultarme día tras día y dormir de cara al sol, dejando que la noche consuma mis venas como un murciélago sediento de alcohol.
tampoco es que sea demasiado consciente de que la consciencia es la inclemencia que le pido a mis pupilas a cada segundo, como las canciones en clave de luna, o las tendencias a destruir todo lo mío con un simple soplo de ilusión. ilusiones tampoco son. quizás sean demasiado débiles como para que las nombre demasiado, pero hay tiempo para que todos nos pateen un poco el culo.
que jueguen un poco con mi tristeza en el parque, que pateen la pelota una y otra vez y vean en ese cuadrado negro gastado, con tierra de ese niño que sueña que es grande, queriendo ser un poco más pequeño en ilusiones de lo que cree que es. siendo esa tan muerta imagen que día a día nos encargamos en crear y recrear en cada uno de nuestros ojos. y, a través de los ojos, la templanza. la templanza y la paciencia de saber que no hay nada que hacer, que todo está perdido. que todo está prohibido. yo también estoy podrido.
a.q.
(nunca subí nada a esta sección asi q... no sé, me aburro)
Clave de Luna
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