en el altozano...

Poesía y relatos.
Lobu

en el altozano...

Mensajepor Lobu » Jue Ene 27, 2005 9:12 pm

En el altozano...

Como cada noche, al ponerse el sol, el lobo dejaba a los suyos y corría sin prisa montaña abajo, hasta cerca del pueblo -pero no demasiado-. Siguiendo un sendero en el bosque, llegaba a un altozano sombrío con una fuente. Los humanos no subían ya -tal vez por miedo, pero seguramente por comodidad-, por lo que el lobo se sentía allí a salvo. De la fuente manaba inagotable agua fresca, y el susurro relajante de ese hilo de plata era lo que atraía al lobo a aquel lugar. Los otros se acercaban al río a beber, pero éste prefería bajar hasta la fuente.

Cada noche sin luna era tan oscura que probablemente el lobo se perdería si no conociera el camino a la perfección. Sus ojos reflejaban la escasa luz que les llegaba, y desde cierta distancia podían verse, como dando pequeños saltos, dos puntos de un amarillo encendido en la oscuridad absoluta.

Llegaba entonces al lugar y no perdía ningún olor. Girando la cabeza de un lado a otro reconocía los árboles con su olfato, y sabía si alguien había estado o estaba aún allí. Las hojas del suelo le decían el resto.

Al lobo le gustaba dejarse llevar por el suave susurro de la fuente; sería egoísmo, tal vez vanidad, pero le gustaba verse reflejado en ella al tiempo que caía el agua. Su instinto le magnetizaba a aquella fuente, y siempre volvía para pasar allí la noche. Se inclinaba, bebía despacio viendo su reflejo distorsionado, y después se tumbaba al pie de la fuente a dormir.


Con los primeros rayos de luz del día filtrándose entre los árboles, la piedra gris de la fuente tomaba un color como de fuego, sólo por la cara que daba al este, recibiendo la luz. Un color claro, radiante; cálido ante todo.

El lobo bajaba a su fuente de emociones, rompiendo la distancia a deshora para acompañarla; a cambio, la fuente se quedaba en sus aullidos hasta que el lobo callaba y dormía. Cuando no hacen falta, sobran las palabras. Pasaban días compartiendo escasos soplos de sueño, recreándose mutuamente de memoria.

En común tendrían el sol en las manos, si hubieran tenido manos alguno de los dos... también el color gris y la desesperante serenidad, si bien propia de una fuente, no tanto del carácter inquieto de un lobo.



Atípica historia... sin hechos, sin final, tal vez sea el único cuento sin final que exista. El final de esta historia, la historia en sí, está por escribir.

Este cuento no acabó, ni terminará jamás, pues la fuente sigue susurrando su frío hilo de plata, inagotable... el lobo siente entonces que viene de lejos un aliento que le inunda, y alentado por el agua de la fuente, con más confianza, deshelado con el calor del Sol templado de la mañana, y cosido de determinación... estira su cuello, hincha sus boca con ese aliento, y hace que aún se puedan escuchar, en noches muy oscuras, unos desesperados aullidos, alientos espirados, causa y efecto, ofrendas a la fuente de emociones.




Para Rals, que luego me dice: Ya no me escribes cuentos ni nada...
sorpresa! o algo... :roll:

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 2 invitados