
Unas serpenteantes montañas, se extendían al norte de la pequeña aldea
Estaban plagadas de orcos y trasgos con los que muy pronto habrían de librar una cruenta guerra; pues las incursiones y saqueos eran cada vez más frecuentes y su número se multiplicaba en exceso.
Al este partía el único camino que conducía a la ciudad de suntar, un camino que se adentraba en espesos bosques llenos de peligros, origen de innumerables leyendas locales; por el sur y el oeste un gran lago rodeaba la aldea de tenc.
En ese paraje habitado por humanos, vivía una pequeña elfa llamada Rith, en una humilde choza con vistas al lago.
Su padre Ellia Rellen, era un consumado explorador, jefe de patrulla; una fría mañana de invierno, el grupo de exploradores liderados por Ellía, se adentraban como cada día en los bosques cercanos, donde acostumbraban a cazar, buscar leña, plumas para sus flechas...
Era una partida normal como cualquier otro día, el grupo estaba examinando unas huellas poco comunes en la zona cuando oyeron claramente gritos y síntomas de una encarnizada lucha, corrieron hacia la zona de donde parecían venir los gritos y al llegar vieron como tres elfas oscuras corrían hacia el interior del bosque, asustadas por la presencia de los arqueros, una cuarta yacía en el suelo, muerta y un elfo corría hacia ellos con dos flechas clavadas en el corazón.
Al llegar junto a Ellía, le mostró un bulto, pequeño, cubierto en una desgastada capa y dijo:
- Cuidad de ella, pues las Drow la quieren muerta, su nombre es Rithorien andariael ? Luz en la noche?.
Esas fueron sus ultimas palabras, pues el elfo se desplomo allí mismo, Ellía se agacho, cerro sus párpados y rezo por su alma.
Rith creció entre humanos, aprendió bien temprano el manejo del arco, saliendo con su padre en pequeñas patrullas, en poco tiempo era capaz de traer grandes presas que su madre cocinaba para todos con gran esmero.
Ella sabía bien que no era como los demás niños, sus orejas eran largas y puntiagudas, su vista igualaba a la de los felinos, era muy ágil y diestra para su edad...
Cada vez que Rith preguntaba a su madre sobre ello, esta la miraba con ternura, acariciaba su cabecita y le decía:
- ? Rith, todos somos diferentes, siempre hay algo que nos diferencia de los demás, pero poco importa si se tiene un gran corazón?
Esas palabras la consolaban, pero no apartaban sus inquietudes; no sería hasta su 30 cumpleaños cuando su padre, en plena celebración le dijo:
- Vamos a sentarnos a un lugar más tranquilo, ahora que has cumplido la mayoría de edad, es hora de que conozcas tus orígenes y lo que el futuro puede depararte.
Rith escucho la historia sin pestañear y sintió como crecían en ella las ansias de ira y venganza hacia los Drow, mientras su padre seguía hablando:
- Eres muy buena en el manejo del arco pequeña, pero eso no será suficiente si algún día debes enfrentarte a los elfos oscuros, desde mañana iniciaras tu entrenamiento en la ciudad.
Cada mañana, iba a la ciudad, donde aprendió las artes de la ocultación, sigilo, manejo de la espada etc.
Una noche volviendo hacia la aldea tras el duro entrenamiento comenzó a caer una intensa lluvia sobre ella, Rith espoleo su caballo, no podía esperar que parase, el bosque no era un lugar seguro y menos de noche y sola, por fin apareció el pequeño grupo de casa que formaban su hogar, condujo el caballo hacia los establos y salió corriendo para buscar el calor del fuego y la comida que seguro tendría preparada su madre.
Al entrar en la casa la oscuridad la sorprendió, las velas se habían consumido y no había señales de vida alguna, Rith se puso nerviosa, algo no iba bien...
Los tambores de guerra sonaban en la lejanía, los orcos debían haber llegado hasta los pastos, esto la tranquilizó pues sabía que su padre estaría allí y su madre al refugio de las cuevas, junto al resto de mujeres y niños; rápidamente se anudo la capa y estaba cargando su carcaj cuando un grito de auxilio llego desde el embarcadero
- socorro, que alguien nos ayude, traemos un herido
Abrió la puerta de golpe y miro fuera, si, allí había una barca amarrada al embarcadero, dos figuras encapuchadas sujetaban una tercera
- pobre hombre ( se dijo para sí) y sin pensarlo corrió en su ayuda, al llegar al embarcadero, el hombre herido se incorporo, las tres figuras se irguieron y dejaron caer sus capas, una risa estridente retumbo por todo el valle
OH, no... Drows, es lo último que pudo decir antes de desplomarse.
La risa estridente retumbaba en su cabeza, tenia un espantoso dolor en la frente
- ¡ Que dolor!, Debieron golpearme.
Rith abrió los ojos y examino a su alrededor, un leve balanceo, madera humedecida y ese olor... ¡ un barco!, OH no, me llevan con ellos, debo salir de aquí, debo huir... ¡ vamos piensa!, has estado entrenando para este día, puedes hacerlo.
Se concentra y lanza el único hechizo que es capaz de recordar, una enorme sombra aparece a su lado
- acaba con ellos
- Así sea.
Rith no sabía que ocurría tras la puerta que acababa de cruzar su sombra, pero el barco empezó a moverse de forma inusual, las sacudidas eran cada vez más fuertes, de pronto un enorme ruido y... ¡agua!, el barco había chocado con algo y la quilla se había roto, el agua entraba a raudales y Rith estaba atada de pies y manos... era su fin...
¡ Despierta, despierta!. Algo la estaba zarandeando, OH, no, ¡Drows, Drows! Grito, Rith se incorporo de un salto, abrió los ojos no había Drows, froto sus ojos entumecidos y volvió a mirar, si, no se equivocaba, en lugar de Drows se encontró con un sonriente rostro, que no olvidaría jamás, diciendo:
- Tranquila pequeña, estas a salvo, Bienvenida a Finisterra.