XVIII
Siento que no hay nada seguro,
no hay nada seguro,
nada seguro.
Después de apostar y querer
después de amar todo lo amable.
Nadie, nada seguro.
Tuve la arena en las manos,
tuve la rutina en las manos.
Poco solicité,
nadie me lo dió.
Si fuí infiel fue por saber que
existe la infidelidad y porque la sentí.
Hay tantas cosas comunes e inevitables...
Se repiten una y otra vez en los hombres
y en las mujeres.
Nada reposa,
todo es inespestable.
Que triste habernos hecho a la idea,
la idea que llevábamos dentro
o que nos vendieron.
Empieza a darme asco y pena,
pena y asco, asco y pena.
Me ronda la carga,
me ronda el espejo y la ansiedad,
la puta desconfianza sin sentido,
el dolor estúpido sin sentido
rasga mis vestiduras.
Me dan ganas de vomitar.
Buscaré una chica fea
y gorda, y acomplejada,
que me quiera,
que sólo me demuestre
que la puedo perder
porque somos humanos,
no por probar la cantidad.
Sentir el soplo de la vida
y a la muerte que le jodan.
No quiero pensar en rojo,
sentir la luz de alarma en mi cabeza,
cargar el revólver o
no cargarlo.
La lluvia moja y cala los toldos
verdes de las viviendas obreras,
el oficinista hace cuadrar las cuentas
con su camisa de cuadros.
Arrastro muchas latas en mi vida,
como un coche de novias
en una boda de provincias.
Ahora sé que te perderé
porque lo veo, igual que veo
una litrona debajo de un
banco en un parque de Madrid.
En un banco que está graffiteado
y lleno de cáscaras de pipas.
Porque el que sabe que ha
realizado bien su trabajo descansa,
pero yo no descanso nunca
porque lo veo todo, sensibilidad.
Porque la perfección no existe,
ni el tiempo, ni nada.
Y se resuelve la mañana
y nadie me escribe cartas de amor,
sólo las cajas de ahorro,
y me repugna la idea de tener
que ser algo,
me repugnan tantas cosas...
Cuantos hombre pululan.
Nos engañan con las construcciones
o las propias construcciones son de coña.
Rugen las máquinas y hoy se derrumba
lo que creíamos eterno.
El tonto sigue siéndolo
y el válido nunca se da cuenta,
reina la incertidumbre y el mal.
No hay droga ni alcohol que
pueda hacernos olvidar.
Y sólo contraen matrimonio los paletos
y las orillas del mar siguen meadas.
Los colores tienen otro nombre
y las chicas inteligentes aun se ponen
nerviosas cuando tienen una cita.
Suele ser imposible creer en dioses
a estas alturas.
Suele ser indispensable vivir por vivir
sin pensar en la consecuencia.
Pero yo te necesito,
pero yo me ahogo.
A día de hoy, mañana ya veré
cuando aprenda.
La arrogancia, la chulería,
el afán de superioridad,
comerse el mundo o que te coma él
es lo más lógico.
Y se llena la vida de musgo,
cuanto más veo más se me revuelve
la desazón.
Me suda la polla y ya no pido la vez,
y mi guerrero dormido está
a punto de despertar y rasgar las
cortinas de lo cotidiano.
Surgió el frío como el azúcar,
tuve tiriteras de dejarte en la
esquina de tu casa,
y cuando sufres, sufro.
Pero ya no sé quien se lo
merece realmente.
Hay sensaciones que no soporto,
como echarte de menos cuando voy
por una vereda de pueblo
en verano, el día después de la fiesta,
cuadno todo el mundo comenta
lo que ocurrió la noche anterior.
Y me siento solo y me pesa el estómago.
Me quedan ganas de decirle cuatro cosas
a más de un gilipollas,
de cagarme en la puta madre que los parió.
Pero mi ángel bueno y mi educación
no me lo permite,
y me pongo sarcástico, irónico y cabrón.
Porque la inteligencia es un arma
igual o más poderosa que ninguna otra.
Que no te toque el viento es imposible,
que huya de mis problemas es imposible,
que dos quieran a la vez es imposible,
que pueda vivir de mi arte es posible,
que se jodan las mañana es imposible,
que viaje y te olvide es imposible,
que no se derramen la leche, el zumo
y las migas de pan que quedan
en el mantel, es imposible.
Que el papel se doble,
que la cama se deshaga
contigo o sin tí.
Que no arranquen los motores
en invierno,
que la virgen deje de
hacer milagros,
que las flores se marchiten
y que habiten los insectos
cuado mi niña las va a tocar,
que llueva en Agosto, Abril y Diciembre,
que la vacuna no haga daño,
que pase hambre mi alma
y las tribus Africanas,
y el pobre de Gran Vía.
Que sea deleznable
y triste.
Que el rencor se durma
de borrachera,
que el universitario cuente
sus batallitas de exámenes,
que el licor sea dulce y amargo,
que la montaña de sal de Santa Pola
se deshaga,
que los pescadores lloren en alta mar,
que me pidas que te abrace
y que te quiera,
que los helados de vainilla sepan a hielo
y que el hielo huela a pescado,
que mi padre ronque,
que mi madre ría,
que sienta el calambre entre tus piernas,
que se fundan los besos y el hierro
a la misma temperatura,
que el submarino flote y
el topo busque la luz de sí mismo,
que se prenda fuego toda la paja
del establo,
que el perro duerma a la sombra
y me ladre,
qu el pato que tuve de pequeño
me siga por toda la casa,
que naufrague la esponja del baño,
que te escriba desolado,
que nadie dé la respuesta,
que te bajes en la estación
y me saludes por los cristales,
que el postre engorde
y que las mujeres hablen de ello
y que los hombres ignoren la situación
y piensen en cerveza y fútbol,
que las lápidas sean frías,
que las piedras erosionen
y nos erosionen a todos,
que guardes tu ropa interior,
que nadie me escuche cuando pienso,
que nadie me vea cuando
entro en tu habitación,
que las avispas y abejas
hagan exágonos perfectos,
que el desagüe se atore
y toda la mierda que almacena
la saque un tipo
que luego toca el pan que reparte,
que no respondas cuando me desespero
y que escupa sangre de una muela.
[XVIII] Alegría, Raíz y Viento. Luter
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- Registrado: Vie Ago 21, 2009 7:19 pm
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