Hechos (III)

[Quayle]

La llave empapada en sangre,
cruza el umbral del cerrojo;
la luna saca el alambre
y de mimbre cubre sus ojos,
no quiere ver guerra,
ni sangre en su espejo mar,
no quiere escuchar las voces,
del perro que rompe el bozal.

El viento urga en el fango,
las casas piden piedad,
las ratas cogen el mando,
ahora, disparad.
La luna se da media vuelta
enseña el culo al cagar
y deja la tierra cubierta
por no quererse enterar.

La noche teje en oscuro
el velo que lleva el día,
las guerras brillan lo absurdo,
mis besos, tu celosía;
La luna cose su boca,
ahogandose en su celotipia,
las guerras que lo provocan,
son tus miradas que me desquician.
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Pero luego, la luna sonrie,
con los mofletes enrojecidos,
sus ojos mismos lo dicen
al mirar por el rabillo...
por encima de ese hombro
donde sale, normalmente, el diablillo.