HOY

[Invitado]

HOY.

Una nube y agua caliente nos recibían... un semáforo rojo, como el cielo y la piel hoy, y el olor que siempre me hace sudar las manos al entrar. Su mirada esquiva, valiente, asustada. Mi mirada esquiva, no tan valiente, mas asustada. El olor me recuerda otros viajes... entre falsas bromas para encubrir.

Una nube dispersa y silencio... ¡qué silencio!: Buena señal, eso significa que todo va bien.

Una nube infinita y su bondad para reclamarle lo justo por lo vivido, lo justo por lo dado, por lo entregado. Caído del seno a la aurora, un segundo ángel tiende su mano amarga y remienda.

Una nube sola y una lágrima escondida, retenida justo antes de salir, por aquello de ser fuerte... pero la flaqueza puede. El oído tiembla, la mirada ahora se cruza, se alivia. Una hora, y otra y otra y todo está bien, pero peor cada vez... cada herida acumulada ya se sabe... todas hieren; la última mata. La tristeza me rebosa entonces... me satura. Tengo miedo de verle, necesidad de verle, esperanza de verle, urgencia de verle, alegria de verle, grandes temores de verle... enorme suerte de verle.

Una nube tenue y la luna, vigilante y creciente, me alivia. Otro día más, y sigue siendo de noche. Su mirada, su mirada... debil, ausente, dependiente como nunca, enorme como siempre, como siempre fuerte.

Hoy tengo otra cicatriz, soy más cobarde. Hoy vi una nube y me escondí tras la luna. Soy más cobarde y tendré que seguir pensando... pensando... decidiendo. Me aterra. Hoy soy más cobarde. Hoy pienso, sufro. No por mí. Mañana ya pensaré y ya sufriré por mí, tendré que hacerlo. Me aterra.
Lo peor de hoy... el olor a recuerdo y cicatriz; y la piel, mitad roja, mitad blanca.

KAizen. Hoy.