Piedra y razón, cuanta razón tiene la piedra.
Trae un cincel, esculpiremos un banco con ella,
frío banco de calles paralelas.
Dame la razón, no sólo te quedes con ella
que ni tuya ni de nadie, es la roca de esta cantera.
De dureza insuperable, más rígida que el metal.
Siglos de intemperie tuvieron que pasar
al final un resultado,
ni viento, ni agua erosionaron el banco.
Después de tanto tiempo dedicado
aún se sientan en ella, los que se creyeron más y mejor.
Día a día, se dan cuenta héroes de carne y hueso
sinónimo de putrefacción.
Que por mucho que truene, una piedra es una piedra
Y ni siente ni padece, ni miedo ni rencor.
ahora dime tú, caballero metaloide
si tu metálico escudo es de veras protector.
Si cuando sales a la calle, repela el viento que empuja con fiereza,
que barre los sueños de las gentes sin distinción,
Y no repara en soplar, pases tú o pase yo.
Sentémonos en el banco, cuéntame lo que pasó
aquel largo invierno, cuando la nieve cuajó.
Cuentan los que te encontraron, que la hipotermia te destruyó
Que perdiste la razón, al sentir tu helado palpitar.
Por muchos veranos que hayan pasado
Todavía no se atreve el valiente, a poner la mano sobre el pecho
a sentir el gélido frío de la escarcha hecha hielo,
que ocupa el lugar donde antaño hizo calor.
Recuéstate sobre mí, que soy banco de piedra
y duerme, duerme tranquilo
yo velare tus sueños,
que a mí no me afecta el frío.
Pd. se que no es bueno, pero al menos es mio.
Como hielo bajo el sol
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