Apenas acababa de amanecer y el sol ya dejaba asomar sus tenues rayos a través de las pequeñas ranuras de la ventana. En la habitación solo se escuchaba el sonido del silencio. A lo lejos, unos leves pasos se acercan.
- ¡Arriba!
No recibÃa respuesta?
- ¡Arriba, sucia escoria! ¡¿Qué pasa, perro?! ¡¿No oyes lo que te digo?!
SeguÃa sin recibir respuesta?
- Señor, ha muerto.
- Muy bien. Usted. ?Con tono serio? Recoja sus cosas, llame a alguien para que retire el cuerpo y limpien la celda.
- Entendido, señor.
Cierran la puerta y se alejan lentamente?
Apenas acababa de amanecer y el sol ya dejaba asomar sus tenues rayos a través de las pequeñas ranuras de la ventana. En la habitación solo se escuchaba el sonido del silencio.
No hizo mucho ruido al levantarse de su pequeña litera metalizada, aunque esta estaba abombada en su chapa y al incorporarse provocaba un ligero chasquido.
Se dirigió luego a los barrotes y respiró el aire suave y limpio que entraba del exterior, era una mañana de primavera. Primavera soleada de un abril cargado de dorados y finÃsimos polvos.
- Se te ve meditabundo. ¿En qué piensas?
Alberte vaciló un poco y contestó:
- ¿Es que un judÃo no tiene ojos? ¿Es que un judÃo no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no está nutrido por los mismos alimentos, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un cristiano? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reÃmos? Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos?
- ¿A quién pertenece? ¿Es tuyo?
- No. William Shakespeare. ?El Mercader de Venecia?
- Ciertamente es apropiado para la situación.
- Lo sé. ?Contestó Alberte.
- No te desesperes, pronto saldrás de aquà y ese paisaje que observas tan lejano, será realidad mañana.
- Mañana? ?suspiro? mañana? He visto tantos mañanas que apenas recuerdo cuanto tiempo llevo aquÃ.
- Pues yo te ayudaré a recordarlo, mi querido compadre. 68 años.
- 68 años? 68 años viendo mañanas y pasados. 68 años pasando futuros en presentes y pasados. 68 años aguantando el pasar de los dÃas, de las horas, de los minutos y segundos de mi corta vida. ¿Sabes qué media de dÃas vive una persona?
Ramón se paró un momento, recapacitó y contestó:
- No lo sé, ¿Qué media?
- 28.000 dÃas. 28.000 dÃas luchando contra la sociedad. Y la sociedad apuñalándote cada dÃa. ¿Sabes cuántas puñaladas son?
- 28.000 puñaladas.
- Exacto. 28.000 puñaladas. Y a ti, Ramón. Que te encerraron por haber cogido lo que por derecho te pertenece. A ti, que te han apartado por haber reivindicado lo que la naturaleza te otorgó?
- Mi buen amigo ?contestó Ramón? la sociedad ha cometido multitud de atrocidades. Ha asesinado en pro de la libertad, ha devastado a favor del avance de la humanidad? ¿Qué podemos hacer dos personas que han sido apartadas de la misma, uno por haber tomado lo que por naturaleza le pertenece y el otro por haber dicho lo que los demás no querÃan escuchar?
- Cierto es. ¿Qué puedo hacer? ? contestó Alberte con resignación.
- Pues qué vas a hacer? ¡Seguir gritando! Amigo ¡Seguir gritando! Ellos nos han privado de libertad, pero no de la velocidad y libertad del viento, no nos han privado tampoco del furor y potencia de los rayos, no nos han privado de la hermosura y el resplandor de los riachuelos en los verdes valles siempre jóvenes. Nosotros contamos con la ayuda del mismÃsimo Dios, Alá, Yahvé? Llámale como quieras. Todas las razas y culturas caben en esta lucha de las mentes abiertas. Una lucha entre la represión y la incultura, contra las ansias de libertad y saber.
- Es cierto mà querido amigo. Fuertes son los barrotes de nuestra celda, pero más fuertes son nuestros corazones empedrados por sus prejuicios y sus puñales ensangrentados con mentiras y muertes inocentes. Yo grite: ?Bienaventurados los pobres, porque de ellos será la tierra que trabajan.? Yo prediqué: ?Amaos los unos a los otros, puesto que de vuestro amor nacerá la cordialidad y la esperanza.? Yo pagué mis tributos diciendo: ?Dad al Gobernante lo que es del Gobernante y al corazón lo que es del corazón.? Yo, en fin, estoy libre de cadenas y prejuicios. Al igual que tú, mi querido amigo. Predica tus esperanzas al viento y que las recojan los corazones humildes y puros. Pues de ellos será el mundo mañana.
- Asà lo haré. Compañero. Puesto que quieren gobernar nuestras vidas, robar nuestros sueños, atrincherar nuestras ideas, encarcelar nuestros huesos. Puesto que desean un mundo con cadenas, unos vasallos ciegos, unas mulas de carga, unos intelectuales ineptos sin más luces que las que su incultura les proporciona. Aquà y ahora tenemos que forjar un nuevo gobierno. Un gobierno donde UtopÃa no sea el nombre de un sueño, donde Verdad no sea un bien escaso, donde Amor no sea una entrada en cualquier diccionario. Es aquà y ahora donde comienza una nueva etapa. Es aquà y ahora donde debemos elevar al Viento, nuestro más fiel embajador en tierras ajenas, el manifiesto del nuevo gobierno:
Los que aún quieran cargar su fusil, con ideas.
¡Bienvenidos al Batallón de las Mentes Amplias!
Los que prefieran el sudor a la sangre.
¡Bienvenidos al Sindicato de la Paz!
Los que tengan deudas de amor.
¡Bienvenidos al Ministerio de la Esperanza!
Los que han tenido que callarse hasta hoy.
¡Bienvenidos a la Frecuencia de la Fe!
¡Amplitud Inmoderada!
Apenas acababa de amanecer y el sol ya dejaba asomar sus tenues rayos a través de las pequeñas ranuras de la ventana. En la habitación solo se escuchaba el sonido del silencio. A lo lejos, unos leves pasos se acercan.
- ¡Arriba!
No recibÃa respuesta?
- ¡Arriba, sucia escoria! ¡¿Qué pasa, perro?! ¡¿No oyes lo que te digo?!
SeguÃa sin recibir respuesta?
- Señor, ha muerto.
- Muy bien. Usted ?Con tono serio? Recoja sus cosas, llame a alguien para que retire el cuerpo y limpien la celda.
- Entendido, señor.
Cierran la puerta y se alejan lentamente?
INCOMBUSTIBLE (Relato)
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me ha encantado
<<Ellos nos han privado de libertad, pero no de la velocidad y libertad del viento, no nos han privado tampoco del furor y potencia de los rayos, no nos han privado de la hermosura y el resplandor de los riachuelos en los verdes valles siempre jóvenes. Nosotros contamos con la ayuda del mismísimo Dios, Alá, Yahvé? Llámale como quieras. Todas las razas y culturas caben en esta lucha de las mentes abiertas. Una lucha entre la represión y la incultura, contra las ansias de libertad y saber.>>
<<Ellos nos han privado de libertad, pero no de la velocidad y libertad del viento, no nos han privado tampoco del furor y potencia de los rayos, no nos han privado de la hermosura y el resplandor de los riachuelos en los verdes valles siempre jóvenes. Nosotros contamos con la ayuda del mismísimo Dios, Alá, Yahvé? Llámale como quieras. Todas las razas y culturas caben en esta lucha de las mentes abiertas. Una lucha entre la represión y la incultura, contra las ansias de libertad y saber.>>
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Guevara. Esto lo escribà hace unos meses. Fue mi segundo relato, presentado para concurso. Jejejeje. pero no llevó nada, aun asà le tengo mucho aprecio.
Un Saludo y Muchas Gracias, princesa

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