"Estoy sentado en mi jardín, pasando las horas,
anhelando nubes de carmín, buscando esporas,
suspirando por esa estación: la primavera,
que enerva mi corazón y mi alma entera,
que es mi principio y fin.
Mientras, me observa mi hada, dulce como algodón,
eclipsando a la madrugada, y entre almidón
que perpetua a mi raza y trozos de viento y tierra,
una calabaza fracasa en una hostil guerra
con la noche estrellada.
Pienso en camas desiertas y en pupilas vacías,
en ventanas abiertas y en miel en mis encías,
y en techos de papel y espejos invisibles,
en la torre de Babel llena de lenguas temibles
y en caricias inciertas.
Ya no me quieres ver,
ni tampoco llamar,
no te quiero querer
mas te tengo que amar.
Deja ya de temer
y empiézate a olvidar,
comienza a amanecer
y te quiero besar.
Cerca de mí un manzano,llora por Eva y Adán,
yo recuerdo aquel verano de risas y pan,
y a mi tez sibarita la enajena el sudor,
deshojo una margarita,pruebo sus sabor
y hablo con un gusano.
El ave fénix habita en todas las esquinas
de mi sombra marchita,sin ropa ni aspirinas,
errante y solitaria,cercenada y oscura,
pálida y libertaria,exenta de ternura,
plagada de tiritas.
De repente me veo en la luna,respirando éter,
y me ahogo en una duna,y juego con Deméter
y con Prometeo a dominar lo que he vivido,
pero,¡ay!,creo que en realidad me he dormido
y tu alma no me acuna.
Ya no me quieres ver,
ni tampoco llamar,
no te quiero querer
mas te tengo que amar.
Deja ya de temer
y empiézate a olvidar,
comienza a amanecer
y te quiero besar."
