
El rock te canta, Luna, igual que el lobo te aúlla y el búho te ulula mientras la lechuza, envidiosa, se enfada.
A ti obedecen las olas y envidian los barcos, te persiguen los pájaros y los hombres, atontados, se pierden con tu luz.
Luna, llora, yo no te admiro, ni te canto, ni te hago caso.
Yo quiero al Sol.
Si no le abrazo es porque quema y si no le miro es porque mis ojos, por celos, se ciegan.
Luna, tiembla, baja del cielo que sé la verdad: sé que alguien lanzó una perla al cielo y así te encajó.
No te engañes si ves a un arbol crecer, sus brazos se estiran para agarrarte y deformarte, no para halagarte con caricias.
Robas luz al Sol y la tomas como tuya, impides alimento a la planta con tal de vestirte de plata.
Pues que sepas que yo quiero al Sol, me alumbra y me calienta cuando tengo frío o cuando estoy fría.
Calienta como ninguno de tus hombres, ellos gastan su energía en despertar de su asombro hacia ti.
Luna, falsa ídolo, vete y dale lo suyo al Sol, yo no quiero tu calor, no me hagas hablar a quien alumbra las noches con mentiras.