INSPECTOR COLOUSSOS detective privado de éxito

Poesía y relatos.
ajb
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Mensajepor ajb » Vie Nov 07, 2008 8:43 am

25.- Reloj de pared.

Pero la vida es un maremoto de situaciones. No solo depende de nosotros la tranquilidad. A las doce de la noche golpeaba a mi puerta una mano ansiosa por entrar. Era Linda. Traía entre los labios mi promesa de no ser detective pero sí amigo privado. Me comentó que esperó a Michael pero Michael, como cada viernes, nunca volvió. Esta vez no se acostó antes de preparar la cena. Esta vez no hubo cena. Esta vez ella me vino a ver. Acto seguido me mostró una bolsa de papel del Peanuts. ?Ernesto me ha comentado que te gusta mas el Jack Daniels?. Es bueno tener bien informado a los amigos de lo que es verdaderamente importante para uno.

Lo siguiente vino en cascada. La pasión acumulada de una flor marchitándose es incomparable con la salvaje pasión de las veinteañeras. Lo siento Amanda. Linda follaba mejor. O al menos yo lo recordaré más. Claro, no estaba borracho. Y nos encontramos los dos engañados, haciendo caso al refranero cuando dice que Dios los cría y ellos se juntan. Yo, ateo hasta la médula, daba por una vez la razón a Dios. Bendije ese cuerpo que me permitía hacerle lo que me daba la gana. Busqué los rincones más pequeños de su intimidad. Los invadí con caricias y con susurros. Sobró tanto que no faltó de nada. Esta propina es más que el quince por ciento que te piden en todos los sitios por este paraje del mundo. El kamasutra fue un diccionario de bolsillo.

Me paso el día buscando sinónimos absurdos y si a Linda le debía encontrar uno, ese sería genocidio. Cometió un genocidio absoluto con todo el dolor que Amanda me hubiera podido producir. De repente envejecí trece años. Amanda no me puede enseñar nada. Si acaso refrescar la memoria. Ella es una niña. Linda es una mujer. Y yo su lacayo. La vida es una noria. Me sentí más vivo que nunca. Me equivocaba. Puedo cambiar tantas veces como quiera de tiovivo. Si me gusta mas el caballo de al lado, nada me va a prohibir saltar sobre él. Recordé que no hay nada más fabuloso en esta vida que sentirte realmente vivo y feliz con lo que estas haciendo. Linda me estaba pagando con creces la investigación. El cheque se convertía en propina. Además, ella era un braguetazo. Soy un calamar, otra vez me volvía a enamorar. Debo dejar de escuchar a Sinatra. A las cuatro de la mañana mi arma disparaba dentro suyo. Toda mi corrida eran cuatro impulsos como el reloj de mi pared indicando las cuatro de la mañana. Lo acompasé con un beso y con varios golpes a la puerta. El vecino de abajo no puede dormir si le follan en su puta cara. ?Pues mastúrbate? le sugerí. Y amé mi vecindario y mi amante ocasional. En el mismo sofá donde horas antes le dije que era una cornuda yo corneaba el rostro de su marido. Vida y más vida.
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Mensajepor ajb » Lun Nov 10, 2008 9:41 am

26.- Teléfono.
Nos abrazamos acompasados con los gritos del vecino que alterado llamó a la policía. Atendimos al agente, le mostramos nuestra documentación y nos disculpamos ante el vecino. Era la primera vez que molestaba con esa intensidad, así que la cosa no fue a más. Con una sonrisa avergonzada volvimos al sofá. Esta vez nos despertaría el amanecer.

Nada más lejos de la realidad. A las siete de la mañana el móvil de Linda rompía a sonar con una violencia increíble. ¿Quien coño llama a una persona adinerada a las siete de la mañana de un sábado?. Ni más ni menos que la policía de nuevo. Al principio se nos quedó la cara helada, pues pensábamos que era por el incidente de esa noche. ¡Si no fue nada! Si nos habíamos disculpado y el agente nos garantizaba que no iría a mayores. Recordé mi época de policía y entendí que los policías son gilipollas en todo el mundo.

Pero en realidad la llamada era bien distinta. Se acababa de localizar el cadáver de Michael Bubble. La llamada era informativa pero a la vez involucrativa. Un balazo entre ceja y ceja finiquitaba la historia de Michael Bubble. La burbuja estallaba. El caso se reabría, esta vez, con un cadáver encima de la mesa. El cadáver caía a las cuatro de la mañana. Feliz coincidencia pensé. Cruel pensamiento. A esa hora yo me corría de gusto dentro del coño de su mujer. Bubble , eso te pasa por reírte de mí.

Linda atacada por el pánico. Corre hacia el tanatorio. La pregunta de la policía es evidente. Donde se encontraba en el momento del crimen. Ella tenía buena coartada. La propia policía era la coartada. A esas horas ella follaba conmigo. A esas horas Michael moría tiroteado. Murió cornudo. Si Linda se quería vengar, al menos llegó a tiempo para devolverle la infidelidad.

Comenzaba el baile de sospechosos. El entorno profesional y el personal, mirados al detalle. Sangre en las manos. Tocaba limpiarse aun sin haberse manchado.
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Mensajepor ajb » Mar Nov 11, 2008 8:49 am

27.- Coartadas.

Linda fue el centro de la investigación. El hilo conductor. Todo crecía entorno a sus declaraciones. Como no podía ser de otro modo, la investigación que yo llevé salió a la luz, y con ella mis fotos. La propia policía se encargo de exculparnos a Linda y a mi. Ninguno de los dos estábamos haciendo lo correcto, pero lo que está claro es que éramos inocentes. Linda tal vez cometía una infidelidad, y su infidelidad se hacía pública, pero eso mismo era la mejor coartada para librarse de la acusación de asesinato. Linda lo vio claro. Además, con sus influencias y el mejor de los abogados de Manhattan era evidente que ella estaría limpia.

A mi no me prestaron demasiada atención. Mi aroma a gente vulgar me hace prescindible. Linda se encargó de que no me mareasen demasiado. En el fondo Linda me tenía gran aprecio. Se lo agradecí. Sin embargo mi investigación no pasó inadvertida. La policía vio a las claras que Michael hacía y deshacía a su antojo. Que mezclaba su vida privada y su vida profesional sin ningún escrúpulo. Que su vida era un exceso continuo.

Mi investigación arrojó a dos sospechosos mas: un chapero y una secretaria. Rápidamente se rastreó todos los movimientos de ambos. El chapero, Willie era su nombre, ese mismo día a las once de la noche cogía un vuelo a Boston para participar en un espectáculo de strip tease. Extravagante pero eficaz coartada. Su liberación fue su propio cuerpo.

Descartado el chapero, todo se giró en torno a la secretaria. Yo contemplaba la escena con escepticismo. Me encontraba retenido en la policía, con Linda, hasta la resolución del caso. Acto seguido la policía nos daba un dato esclarecedor. Un tanga rosa en el bolsillo izquierdo de Michael Bubble. Lo intuía, pero no me atrevía a reconocerlo. Mi orgullo se enfrentaba a un reto de nuevo. A un reto mayor. A un dejavú. Ahora también la policía creía que esto era un crimen pasional perpetrado por su amante femenino. Amanda en mi mente. Lo tenía clarísimo.

Amanda nunca iba a dejar de sorprenderme, y sin querer, me daba cuenta que era imposible abandonar su embrujo. No podía reconocer la verdad. La amante de Michael era Amanda, y solo Amanda puede tener esa sangre fría de matar, guardar con su brazo derecho un tanga en el bolsillo izquierdo de Michael y huir discretamente sin dejar absolutamente ni un rastro. Pero si yo no les descubría la presencia de Amanda, ella nunca podría ser investigada y mucho menos aún, declarada culpable de un crimen que ella había cometido descaradamente. Volvía el debate a mi mente.
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Mensajepor ajb » Mié Nov 12, 2008 8:51 am

28.- Condena.

El rompecabezas adquiría una velocidad de vértigo. Todos estábamos involucrados. Todos teníamos nuestras cartas sobre la mesa menos yo. Aun escondía una. Y no sabía por cuanto tiempo. La misma incertidumbre. Delatar a Amanda. Pensé en el secreto de sumario, pero yo me volvía cómplice de Amanda sin querer. La estaba encubriendo de un crimen mayor. Era capaz de matar. Y Amanda es un camaleón que me tenía absolutamente desorientado. En el fondo vi claro que, si no quería temer por mi vida, lo mejor era alinearme con Amanda. Una vez más. Y van tres. Como en Miami, como en el veredicto del informe. Y ahora, como en el asesinato. Maldije la hora en la que la contraté. Maldije la hora en la que me enamoró, acepté como consecuencia inevitable el momento en el que me la follé. Y aun la venero. Recordé que yo huía de Barcelona cuando llegué aquí. Me vi reflejado en ella. Por eso tal vez ella me enamoró de esa forma. Por eso debía ocultar su presencia. A pesar de que eso convertía la investigación en una ruleta rusa, en la cual, cualquiera de nosotros podía salir herido.

Pero la vida es de quien arriesga. La vida es de quien apuesta más. Con cabeza y sin cabeza, pero siempre sin miedo. La libertad es el anhelo de los reclusos. La prisión, vuelvo a hablar de la prisión, somos nosotros mismos. Relean esta frase. La prisión somos nosotros mismos. Yo no podía inculpar a Amanda. Que el tren del destino devore a un inocente. Mi decisión parece cobarde, pero es la más arriesgada. El bourbon no actúa en heridas tan profundas. Por menos marché a Estados Unidos. Por menos huí. Sabía que Nueva York no volvería a ser para mi. Pero esta vez el camino no tenía fácil salida. Mi conciencia me juzga, no un juez americano y puritano. Ya era cómplice. Pero al menos contaba con el apoyo incondicional de Linda. Amanda es la más inteligente de esta historia. Ella no interrumpiría su caminar en mi vida. Sabía que no la volvería a ver.

Las cartas pues, repito, estaban descubiertas. Las mías también. Con mi tumba viajaría el secreto de Amanda. Se supo cubrir las espaldas. Yo, investigador privado, me encuentro con un crimen perfecto. El azar lo ha querido así. Me hice una promesa a fuego: tal vez esta historia un día la cuente en un libro. Hasta entonces guardaría silencio. El día de mañana la leeremos pensando en la ficción. Pero escupe realismo. Sinceridad. Soy yo. Que existo. Que me involucro, y Amanda no es más que otra asesina suelta. La mayoría llegan a presidentes del gobierno o a papas. Este mundo es la sociedad en que vivimos. La sociedad que hemos aceptado. Si el vecino es más poderoso que nosotros entonces cuenta con nuestra inmunidad. Da igual que sea un cabrón mientras no nos chuleé a nosotros. Pero aquí y en su vecindario. No hace falta emigrar a New York. Esto lo tenemos en cualquier calle. Les invito a que lo comprueben. ¿No tienen enemigos ustedes? Si sienten ganas de dormir entonces también sienten envidia. La envidia desencadena todo. Ya sea para envidiar o para ser envidiado. La peor droga. Y no se puede ilegalizar. Porque somos nosotros mismos. Ilegalizamos a los emigrantes por ser extraños. En realidad tenemos miedo. Miedo de que nos roben el pan, de que les vaya mejor y acabemos sintiendo puta envidia. También de ellos.

Queremos más y más. Y lo primero que debemos hacer es saber qué somos y qué queremos conseguir. Sin comparaciones. Ser uno mismo. Alcanzar nuestra meta. Yo eso lo tenía claro. Estoy seguro de que Amanda también, pero ella es mucho mas vengativa que yo. Y se nota.
Quien no se protege a si mismo acaba metido en líos. Protegerse de la envidia. Y aun quedaba la resolución final del caso. En la recolecta de coartadas, sólo una persona quedó al descubierto. La secretaria. Tenía nombre, Eva. Como la del jardín del Edén. Inocentes hasta la médula. Las dos. El pecado original fue no tener un plan el viernes por la noche, ningún amigo que pudiera dar coartada de su presencia en su sofá. Y el suficiente miedo a la vida como para ser una persona absolutamente reservada, que nunca tuvo el valor suficiente para declararle el profundo amor que sentía por su idolatrado Bubble.

Bubble no se fijaba en las mediocres y ella era mediocre. Su habitación estaba decorada con fotos de Bubble. La ausencia de coartada y un enamoramiento eterno por su jefe. Eso la llevó al calabozo como principal y única sospechosa. Sus continuas depresiones tal vez aplacasen un poco la condena. El caso estaba cerrado. Ahora sí. Ella sin embargo se aferraba a insistir en su inocencia. La prueba de dos psiquiatras en la cual exculpaban a la mujer no fueron suficientes. Para ellos, Eva era absolutamente incapaz de matar ni tan siquiera a una mosca. Menos aun a la persona a la que venera. El caso por lo tanto cobraba otra víctima. El fiscal, influyente y bisexual como Michael, quería honrar la memoria de su amigo. Ejerció sus influencias. Linda lo aceptó. Ella creía que ella era la asesina. Ella quería ver a mi sospechosa por dos fotos ridículas, en la cárcel. Ella sería feliz inculpando a una persona absolutamente inocente. Todos estarían satisfechos por la resolución del caso. Menos Amanda y yo. Amanda desaparecida. Se escondía del escándalo mediático. Para no volver. Yo cogía vacaciones, confirmando de paso mi total ausencia de ética profesional.
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Mensajepor ajb » Jue Nov 13, 2008 8:56 am

29.- Hawai.

Treinta años. Evitó la perpetua por su decadente estado emocional. Eva expulsada del paraíso. El día que cumpla la condena seguramente salga buscando un río. La vida es así. El juego más injusto que podemos jugar. Repito algo que ya he dicho. Hay que tener muy claro que se quiere. Río o Mar. Muerte o vida. Yo elijo mar. Siempre mar. Maremoto. Devastador. Mis consecuencias son mis actitudes. Mis movimientos son impulsos. No pienso el resultado de mis actos. Me guío por las sensaciones. Amanda también. Los dos somos libres. Linda es viuda avergonzada de follar mientras pegan un tiro a su marido, trece musculitos de gimnasio le ayudarán en su viudez. Aun es joven, y afortunada de encontrarme en realidad. De vez en cuando me llama. No follamos. Nadie quiere repetir. Bueno, nadie no, Vanessa sí, pero me pide ciento veinte dólares por beso. Inflación. Michael es parte del menú de los gusanos. Lo único que se merece.

Y yo estoy decidiendo irme un par de semanas a Hawai. Siempre he querido conocer esas islas perdidas en el Pacífico. Y en medio del Pacífico encontrar la paz. Como ustedes. Todos queremos paz. Eva la encontró también. Y el destino que nunca se sabe que nos puede deparar. Lo que está claro es que nunca olvidaría estos días. La primera vez que contraté a alguien. Realmente contraté una montaña rusa. No sé como se lo montan en el bufete de enfrente. Allí contratan todos los días.

Bajé la cortina de la puerta del despacho. El cristal semi opaco también recibía vacaciones. Punto final a un caso que me agotó. Que para nada fue rutinario, aunque al principio me lo pareciese.

Abrí la nevera. Aun tenía la comida china y tres cervezas. Me tomé una mientras fumaba lenta y placidamente un cigarro. Y pensé que hacía mucho que no bebía un güisqui. No sentí sed. Talvez sea mejor olvido el tiempo que el alcohol. Ni tan siquiera pensaba en Eva. Si acaso en las caderas de Amanda y de Linda. Pero no estoy tan loco como para ir a buscarlas. Principalmente porque ellas no me querrán encontrar.
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Mensajepor ajb » Vie Nov 14, 2008 8:02 am

30.- Cafetera.

El avión a Hawai salía un martes, y un día antes me encontraba yo en el banco ingresando el cheque de Linda. Tardé dieciséis días en ingresar ese dinero. No se si mi conciencia me impedía cobrarlo, pero lo cierto es que una vez ingresado todo se olvida. No hacía falta más alcohol. Seguiría bebiendo como un animal, por supuesto. Pero para olvidar lo mejor es el dinero.

Limpié el polvo del despacho. Por última vez en las próximas dos semanas. Después decidiría cual era el futuro del despacho, aunque lo veía claro. Gané cierto prestigio en un entorno muy conveniente en el alto Manhattan. Linda era una gran madrina. De repente se sintió una pequeña explosión en el pasillo. La bombilla que se encargaba de dibujar las siluetas detrás de mi cristal semi opaco había vuelto a estallar. No lo hacía desde que Amanda golpeó tres veces a la puerta el primer día de trabajo. Acto seguido alguien golpeó tres veces en la puerta. Sentí absoluto frío. Y ganas de abrir la puerta.

Fui hacia ella, agarré el pomo. Lo giré lentamente. No había nadie. Aun no se si lo soñé o realmente llamaron a la puerta. Miré hacia ambos lados del pasillo. No había nadie. Volví a cerrar la puerta. Busqué mi cartera. Bajé a ver a Ernesto. Dos botellas de bourbon. Subí a mi apartamento. Enchufé la televisión. Esta vez en el canal de música rock emitían un concierto de los Rolling Stones en Paris en mil novecientos setenta y cinco. Pura energía.

Abrí el güisqui, ni me atreví con la comida china. Trago a trago volví a ser yo. Llevaba varios días sin resaca, sin nadar en mi propia basura. Me dieron las ocho de la mañana y vomité. Y llore de alegría al vomitar. Al sentirme en medio de mi basura. Al sentir mi vómito como parte de mi cara. En realidad salía absolutamente roto de este caso. No más fuerte. Nunca te puedes sentir más fuerte?

Caí dormido en semi coma etílico a las diez de la mañana. Amanecí dos días después a las siete de la tarde. Era jueves. Me movía lentamente. Repté hasta la cafetera. Preparé un café solo y cargado. Definitivamente volvía a ser yo mismo, con una resaca aplastante. Más yo que nunca. Tres horas después recordé que tenía que haber cogido un avión el martes. Coloussos más que nunca.

Y hasta aquí he llegado. No se si soy mejor o peor persona. Ni si me admitirían como amigo. Tampoco creo que sea peor que ustedes. Que sepan que a mi me dan igual. Si algo tengo bueno, es que me acepto a mi mismo. Piensen si ustedes se aceptan a si mismos. Y les recuerdo que no soy de los serviciales. Al principio les he ofrecido un café, si lo quieren está en la cafetera.




"Aprendi que no se puede dar marcha atras, que la sencia de la vida es ir hacia delante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único..."
Agatha Christie




Pues esto ha sido todo. espero que quien lo haya leído le haya gustado. Y muchas gracias a quienes me habeis dicho en persona o por mensaje que os iba gustando. En realidad es la primera parte de una historia formada por tres partes.

Si os apetece regalarla o tenerla fisicamente echad un ojo a esta web www.elcantaitor.com

nos vemos.
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Mensajepor sexto_anaklan » Mié Dic 24, 2008 12:39 am

Sabes que cuando usted escribe mis neuronas se bloquean y no puedo expresar lo pequeño que me siento a su lado. Impresionante.

Mi más sincera enhorabuena, señor Aitor.

No se me muera nunca, hágame el favor.

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