Estaba
sentado en la orilla
del mar,
mirando como
se rompían las olas.
Me quedaba perplejo,
al no saber,
lo que podías entender,
por querer.
No sabía
como describirlo,
pero tampoco
entendía como
no lo podías saber.
Ahora entiendo,
lo que no entendías,
pero me dejaste
isofasto cuando
me diste esa razón
del saber.
Cariño,
es el que me queda
en mi corazón,
tristeza,
la que se llevo el
viento.
Y amistad,
la que perdurará
ahora y siempre.
Perplejo
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