Bien peñita, este es el primer texto que cuelgo, espero que os guste, deciros que ando por aqui y veo bastante calidad, por eso no se si este texto estará a la altura...
(Son cinco folios, si os cansais es que ni lo leais)
Yolanda
La noche anterior, como todas las de los días libres desde que estaban juntos, fue maravillosa. Además hubo luna llena, lo que la hizo un poco más mágica, más inolvidable.
Esos eran los momentos reales, las únicas horas en las que se sentían vivos.
Lunes martes miércoles jueves viernes. Solo podían verse el fin de semana, lunes martes miércoles jueves viernes, solo estaban vivos de sábado a domingo.
Porque el lunes volverían a sus vidas, las otras vidas.
Pero aquel domingo fue diferente. Yolanda se levanto pronto, siempre lo hacía, le encantaba observar a su chico durmiendo y despertarlo poco a poco, entre besos y caricias. Ese día sin saber porque, empezó a escribir, quería inmortalizar ese momento, hacerlo eterno.
Ella no se imaginaba las consecuencias que este acto conllevaría, había abierto la veda, y no habría vuelta atrás, empezó a escribir:
?Ahora todo da igual, nada importa, duermes.
Te veo respirar, tu vientre sube y baja con delicadeza, en un delicado vaivén, arriba, abajo? arriba, abajo? intento seguir el ritmo.
Fuera, a través de la ventana veo como asoman las primeras luces del alba, dorados preludios de lo que vendrá, testigos mudos de los restos que dejó la noche.
Ahora mismo todo da igual, podrían apagarse todas las luces del mundo, estallar mil guerras? Pasara lo que pasara tú estarías igual, nada cambiaría.
La claridad, da unos brillos preciosos a tu pelo, despeinado y alborotado, me encanta cuando tienes el pelo así, la verdad es que me gusta tu cara de por la mañana, tus ojos, tus labios?
Luego, más tarde tal vez te despierte, me gustaría ver el nuevo día contigo.
Ahora estas entre las sábanas, mal tapado, la cama esta completamente deshecha, hasta se ve un pedacito de colchón.
Es una escena sobrecogedora, tienes las piernas encogidas, como un bebé, y casi no llevas ropa. Tu piel suave, algo tostada por el sol, se ve brillante, dan ganas de acariciarla, de besarla.
Todo tu mundo esta aquí, en esta habitación, entre estas sábanas, en este colchón, en estas paredes?
Mañana será otro día, otra historia, otro mundo? ahora da igual, ahora no importa? solo importas tú. Cuando te despiertes y estemos juntos, me sentiré afortunada, veremos el día por el balcón.
Podemos dar un paseo? pero no, no quiero pensarlo, no quiero que este momento acabe, mañana no importa, me da igual. Voy a dormir, voy a dormir contigo, y mañana? Mañana será otro día.?
El lunes por la mañana Yolanda sale con prisas, la calle esta un poco más ajetreada de lo normal, o quizás es ella? da igual, sólo tiene ganas de subir al autobús y dejarse llevar.
Su mano, cogida de la barandilla, da paso a la elegante figura enfundada en una gabardina, que, inevitablemente, llama la atención en los sitios a los que va.
Pero Yolanda no ha podido volver a su otra vida, no esta tranquila, algo le duele dentro. Debió ser la luna llena o el haber escrito aquello, el haberse desahogado. Abrió una puerta que ahora no podía cerrar, desato un torrente de cuestiones sobre su vida. No deja de preguntarse cosas, de torturarse, y odia no estar con el, quiere llorar: ?¿Era esto?, ¿Esto es la vida? ¿Por qué? ¿Es posible que mi vida solo sea lo que va de sábado a domingo? Yo no quiero esto, nadie de esta gente quiere estar aquí. Dios, como te quiero cariño, eres lo que me hace levantarme cada mañana. Me están robando el tiempo. Por eso hay estrés, porque nos odiamos, odiamos estas obligaciones, esta forma de vida, eso es el estrés. Dios, me paso el día sin saber de ti? No quería, no quería torturarse más. Sabía que no tenía más remedio, que no había otra salida, tenía que trabajar. Pero al haber descrito aquella escena, aquel momento del que se alimentaban las vidas de los dos, se planteó la pregunta de ?¿Qué vale más que eso? ¿Por qué me quitan esos momentos? ¿Qué hay que valga más que mi vida??
Apartó la vista hacia la ventana, no quería que la vieran llorar. ?El sábado, el sábado ya llega, tranquila, ya queda poco? Intentaba tranquilizarse pensando en eso, pero le resultaba imposible, siempre lo había aguantado, hasta ese día, hasta que escribió aquello. Le quería mucho, solo quería estar con el, no era nada malo ?me paso el día sin saber de ti?, eso era lo que más le dolía, quería respirarlo, tenerlo, tocarlo y ser parte de el, reírse juntos, estar juntos, verle la cara todos los días, no por egoísmo o posesión, era puro amor.
Por fin llega a la oficina, el día es insoportable, y allí va a peor, sus ganas de llorar van a más, su cabeza hierve, es una olla a presión, una noria a toda velocidad, no quiere aguantar a nadie, no le da la gana, ?¿Por qué? ¿Por qué?? ?¿Esto es la solución?? ?¿Tengo que darles mi vida?? ?Basta, basta por favor, deja de pensar? se dice. Quiere parar, apagar, ponerse en espera, desconectar. Que cese este torrente de preguntas. Pero no puede, y Yolanda lo sabe, sabe que la puerta no se va a cerrar, que el mecanismo ya esta en marcha.
No puede más, no aguanta, le agobian las mesas, la gente, las luces, los colores, los ruidos. Esta inquieta, se mueve de un lado a otro, todo empieza a quedar lejos ?¿Esto es tocar fondo? se pregunta Yolanda, ?¿Es este el final??, su cabeza es un infierno y no aguanta, no aguanta, no puede más.
? ¡Yolanda!? Una voz conocida, que le llega desde muy lejos, le devuelve poco a poco a la vida. ¿Esa voz? ¿Es?? Es el, su chico, su niño, su vida, su razón de ser, el cielo se le ha abierto.
En su cabeza sube la música y todo se ilumina, la oficina que antes odiaba, es ahora el cielo. Le mira, no puede creer que sea real ? ¿Qué? que haces aquí?? No da crédito.
Y se besan, se acarician, acaloradamente, con urgencia, con pasión, lo necesitan, se abrazan, se tocan, quieren tenerse, comerse, agarrarse y escapar juntos de todo, de la frustración, de la impotencia, de la no-vida.
Y Yolanda, de repente, cae en la cuenta, le suelta y se aleja de el unos pasos.
Lo que antes ha guardado dentro, el llanto disimulado, la rabia contenida, le empieza a salir. Mira con asco a su alrededor, y empieza a susurrar algo, habla para el chico, pero parece que hable consigo misma.
No se le entiende, esta como ida, coge al chico del brazo y le mira a los ojos, con pena, con tristeza.
?? Dios?? Dice con calma, y los ojos empiezan a humedecérsele ? Dios? me paso el día sin saber de ti ? Y empieza a llorar, llora torrentes de lágrimas, esa frase, haberse dado cuenta de la trascendencia de su significado, le pesa, le duele en el alma.
? Me paso el día sin saber de ti, me paso el día sin saber de ti ? Lo dice para si misma y va subiendo el tono, la calma con la que había empezado se vuelve un grito, grita de rabia, de impotencia, de odio.
? ¡Me paso el día sin saber de ti! ¡Me paso el día sin saber de ti!? Le zarandea al chico, con fuerza, con agresividad, y arrastrándole con ella se va por toda la oficina gritando entre sollozos.
? ¡Me paso el día sin saber de ti! ¡Me paso el día sin saber de ti!? Cada vez grita más fuerte, esta fuera de si ? ¡Me paso el día sin saber de ti! ¡Me paso el día sin saber de ti!? La frase le quema, le mata por dentro, pero no puede dejar de repetirla, no puede dejar de torturarse, igual que antes, la puerta no puede cerrarse, el torrente no cesa.
Su tono es de reproche, la gente piensa que es un ataque de celos, pero el sabe que no, el reproche no es hacia el. Se esta reprochando a si misma, a sus jefes, al dinero, a sus compañeros, a la gente de la calle, a los de los coches, a los que le quitan su vida.
? ¡Me paso el día sin saber de ti! ¡Me paso el día sin saber de ti!? Esta despeinada y descamisada, sus gritos se tornan cada vez más histéricos, no cabe dentro de su cuerpo.
De repente, cae de rodillas al suelo y empieza a llorar desconsoladamente, con una pena inmensa, con dolor. Por fin empieza a desahogarse.
Nadie se acerca, fingen no verla, fingen normalidad y siguen con sus tareas. Solo el chico, que ahora llora también junto a ella, puede consolarla.
Se abrazan en el suelo y se olvidan de todo, solo lloran, son agua, lágrimas, están en paz, la oficina ya no existe, estarían así para siempre, morirían así.
Hoy cogerá el día libre, sin pedírselo a nadie, no dará explicaciones y nadie preguntará, nadie dirá nada, guardarán las formas.
Pero mañana? mañana tiene que volver.
Hay queda eso, si has llegado hasta aquí, espero que te haya gustado.
Yolanda
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