Carta a un sentimiento imaginario

[pocahontas]

Pensé q te habías olvidado de ya de mi. Desde que te fuiste, dándome la espalda, sin mirar atrás, sin remordimientos, sin un porque, ni una respuesta, ni siquiera un último adiós que recordar?me había acostumbrado a vagar sin depender de ti ni de todo aquello que te recordaba.
Te quería ¿sabes? Quizás no de la misma manera que tu me correspondías, ni del mismo modo que un niño anhela que llegue su madre a darle el último beso del día?pero para mi eras algo especial; algo que dibujaba una sonrisa coqueta en mis labios; que despertaba un brillo juguetón en mis ojos; que jugaba con el presente, escondiéndose de un futuro incierto y haciendo burla a un pasado olvidado.
Mil veces y alguna más me he preguntado en que punto me pude equivocar, que hice mal?o quizás fuese eso?que no hice?pero por más vueltas que le doy a todo esto no consigo sacar nada en claro; salvo silencios, lagunas y lágrimas.
Cuando te conocí sentí que por fin mi horóscopo me daba un respiro; que las nubes poco a poco se iban, dejando a la vista un precioso cielo azul; que las olas se iban apaciguando. Pero esto poco duro ¿verdad? Te tenías que ir, llevándotelo contigo?las palabras bonitas, el cielo azul? ¿era necesario? Te fuiste?y ninguna consideración, nada que rellenase tu vacío. Solo nubes oscuras que me hundieron más en el abismo.
Muchas noches he llorado, y otras tantas me las he pasado tratando de escalar las paredes de este abismo, dejando atrás tu recuerdo, como un día lo hiciste tú conmigo.
Y casi lo había conseguido. Pero tenias que volver a aparecer? ¿para que? ¿para torturarme? ¿para enseñarme un caramelo que luego, sin ninguna razón, me vas a retirar? Dime? ¿para que has vuelto?

Estoy aquí sentada y te veo ahí, frente a mi, y no tengo el valor suficiente para decirte todo esto a la cara, por eso lo escribo, a modo de desahogo?
Miro por la ventana y veo de nuevo un cielo azul. No sé cuanto tardará en venir de nuevo la tormenta, pero ten por seguro que disfrutaré de tu compañía, para que cuando te decidas a irte de nuevo, al menos, me quede un recuerdo para acompañarme por las noches,
un rayo de sol que ilumine la oscuridad,
un reflejo que pasee de la mano con mi soledad.

Te quiero, felicidad.

[Lunera]

Muy sentido, seguramente muchos se sentirán identificados con lo que has escrito (me incluyo)...

¿un consejo? la felicidad no viene de la mano de nadie, sino de uno mismo. Recoge tu amor propio y deja de taparte los oídos del alma para escucharte sinceramente... sabes que se irá, no sufras más, mujer.

Un besazo, ojalá te vaya bien.

[Cronos]

A veces, amanece. Esa simple seguridad puede ser suficiente. Si no es hoy, quiza sea mañana.

Me ha llegado bastante.