La subida a la Mira.
La mañana iba a ser preciosa, nos colocamos las mochilas y comenzamos a subir. La subida al segundo refugio es de 5 horas así que fuimos ascendiendo por aquel camino a un ritmo suave.
A eso de las 10.00 paramos para tomar un tente en pie pues las tripas ya nos sonaban. Estábamos a más de la mitad de la subida cuando una de nosotras se declaro en rebeldía y soltó la mochila.
Mientras los otros tres miembros del grupo cogían la mochila de la rebelde y se la subían por turnos yo me quede con ella animándola para que subiese lo más rápido posible por que el sol en plena montaña puede ser el infierno y más con una mochila a la espalda.
De pronto una voz a mi espalda me hizo respingar y mi compañera de marcha casi se cae por una pendiente que había justo a 20 minutos del refugio antes de llegar a la mira.
Perdón, perdón.- dijo con una especie de risita graciosa.- veo que estas atareada con tu coleguita si quieres te echo una manita.-toco mi mochila con la mano.- ¿eh, vamos si no te importa? Además tus colegas están ya en lo alto de el camino de arenisca si no os dais prisa os va a dar una autentica insolación.
Yo mas que nada por la mochila que pesaba como un muerto, acepte, nos ayudo a subir y además nos regalo unas chocolatinas que llevaba ; nos contó que se estaba preparando para ir a una de las expediciones que iban a ir a el K2.( el resto de la conversación al ser un tema privado no os aburriré con ella)
Cuando llegamos al refugio nos abandono por que ya no le apetecía subir más y por que nuestros compañeros nos estaban esperando con cara de pocos amigos.
En fin después de este trozo de caballerosidad montañera nos encontramos a una hora escasa de la mira.
Para subir hicimos un poco de escalada libre por que no hay camino .Los enormes cuernos de los cabrones monteses de la sierra de Gredos nos saludaban desde la cima.
Cuando llegamos arriba una enorme pradera verde se extendía frente a nosotros como una alfombra donde enormes vacas pastaban .
Soltamos las mochilas y echamos a correr como locos hacia la mira desde allí se divisaban las dos castillas y un montoncito de puntos en las agujas de 2.500m nos saludaban con las manos y con silbidos.
Esa noche descubrí el sonido del silencio. Desde entonces se que el silencio también tiene voz ¿curioso, verdad?
Gracias por leerme
La subida a la Mira
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