Sábado 5 de octubre, a partir de las 20:30.
Redneck Surfers es una cuadrilla de forajidos que tras meses de huida por desérticos parajes aterrizaron en algún lugar de la costa. Allí no sólo encontraron refugio sino también la complicidad de los lugareños, que además de esconderles, les enseñaron la música tradicional del lugar, el SURF. De esta forma, los Rednecks comenzaron a fusionar aquellos nuevos conceptos con la música con la que crecieron, las bandas sonoras de los westerns. Así nació la demo ?West Hell? con cuatro hits que se distribuyó vía internet. Posteriormente, tras un chivatazo, tienen que volver a escabullirse y retomar su vida de proscritos, tocando en Salamanca, Zamora, Madrid, Bilbao, etc., por un puñado de monedas de dólar. Consiguen además tocar en el Festival SONORAMA, pero no pueden acabar su concierto por la irrupción del sheriff del lugar. Por ello, vuelven a esconderse, y aprovechan su reclusión para grabarse su primer largo, un LP en vinilo llamado ?SURFFERIN?, con doce temas, que vio la luz en enero de 2013.
Tras realizarse todos los miembros de esta pandilla de cuatreros unas profundas sesiones de cirugía facial, vuelven a la carga y siguen girando por el Estado, parando en Asturias, León, Salamanca, Irún, etc., llegando a compartir (o compartirán) escenario con bandas como Sex Museum, Arizona Baby, The Hormones, etc., pero manteniendo aun así siempre una filosofía do it yourself, es decir, ?juan palomo, yo me lo guiso, yo me grabo, yo me edito, yo me busco los conciertos, yo me lo como?.
Ahora se atreven a retar a las autoridades federales ofreciendo su salvaje directo en la capital.
Desempolvad los revólveres, limpiad vuestras mejores botas de montar, elegid un bañador de flores y preparaos para bailar al ritmo de surf y western.
Os podéis descargar todas sus grabaciones en www.rednecksurfers.bandcamp.com
Gypsy pour Jazz es como ellos dicen ?una banda sin complejos que, partiendo del Jazz Manouche, se pasea por el swing, el tango e incluso el reggae más vacilón. Los temas propios instrumentales comparten repertorio con versiones de ayer y hoy pasadas por el filtro GIPSY y mezcladas entre sí como si no existiese un mañana. Amy Winehose, La Cabra Mecánica, Shakira, Sistem of a Down, Michael Jackson, Jeanette y un largo etcétera son versionados a lo Manouche, ofreciendo un show lleno de energía y saber estar. Qué más se puede pedir??. Vale, hasta aquí estamos de acuerdo, buena descripción de lo que es su espectáculo. ¿Pero qué es de ellos? ¿De dónde provienen? Nadie sabe nada. Tan sólo que se conocieron en un barco. Un barco que arribó en las costas madrileñas. Un barco de esos en los que no sé pregunta ni quién eres ni a dónde vas. Algunos dicen que se criaron en el Chicago más sombrío, otros que provienen de un campamento gitano del norte de París, e incluso, hay rumores de que alguno se forjó como músico en sótanos de la capital bonaerense. Pero, ¿quién sabe? De momento, nos conformamos con bailar y sudar sin parar con sus salvajes ritmos.
Ponyboy Onemantrio era una banda de rockabilly formada por batería, contrabajo y guitarra, que tras someterse a un extraño, inmoral y clandestino experimento quedo concentrada en un solo cuerpo. Pero el ensayo no salió del todo bien, pues el ser engendrado no era capaz de ingerir ningún alimento. Tras horas y horas de trabajo, el grupo de científicos se dio cuenta de que eran las descargas de rock and roll y psychobilly lo que le mantenían con vida. Por ello, desde entonces, no ha parado de tocar por todos lados, llegando a ofrecer su show hasta en San Petersburgo.
Ha grabado y editado dos trabajos, una primera demo, Mutant Rumble, donde el rock and roll coquetea con el rockabilly, el blues y el punk, y un segundo que viene a presentar a Madrid, Nice to eat you, donde mantiene la misma actitud. Una actitud que le otorga un potente y divertido directo, en el cual, cerrando los ojos, es imposible descubrir que sólo hay una persona en el escenario. Una actitud que hace que, de repente, seas consciente de que llevas un rato sin parar de menear las caderas con movimientos salvajes y desquiciados.
Ponyboy consiguió escapar de aquel grupo de perturbados científicos, pero como seguía necesitando la energía del directo para sobrevivir, ahora recorre antros, tabernas y centros sociales que no todo el mundo se atrevería a pisar. En una cantina de este submundo, coincidió con los Redneck Surfers, y desde entonces, han compartido en más de una ocasión furgoneta, chupitos de aguardiente y escenarios.
No es difícil encontrar sus trabajos en la Red. Búscalos.
