Cuando el próximo jueves se cumplan dos décadas de la muerte del joven antifascista Guillem Agulló, su familia mirará de reojo el teléfono. Hasta hace poco más de un año, la ultraderecha recordaba con puntualidad suiza cada aniversario del crimen. Llamadas con amenazas de muerte a medianoche y pintadas con cruces célticas ante la casa familiar en Burjassot (Valencia; 38.000 habitantes). Misivas anónimas desestimadas en los juzgados por falta de pruebas. Sin arrestos. Advertencias que modificaron itinerarios. ?Nos decían: ?Rojos, os vamos a matar?, relata el padre, un afable prejubilado de 63 años que fue concejal de la izquierda nacionalista en los ochenta. Las intimidaciones llegaron al móvil de una de sus dos hijas. El cerco permanece impune.
http://politica.elpais.com/politica/201 ... 32439.html