Depedro. Diez años llenando la maleta con momentos y vaciándola con historias

Noviembre de 2018. Una entrevista de Rubén Rozas

Jairo Zavala (Depedro) habla con Maneras de Vivir acerca de su último disco: “Todo va a salir bien”; grabado en Estudio Uno y en el que han participado músicos de la talla de Coque Malla, Santiago Auserón, Luz Casal, Fuel Fandango, Vetusta Morla, Amparo Sénchez o Izal. Diez años de música y de viajes sintetizados en una entrevista muy íntima, en la que el cantante se “desnuda” emocionalmente, hasta el punto de no saber si el que contesta es ese Depedro que empezó su andadura como músico en Tucson (Arizona) o ese Jairo Zavala que creció entre letras y cerveza en el barrio de Aluche (Madrid).

¿Quién es Jairo Zavala y quién es Depedro?

Jairo Zavala es la persona que tienes delante y Depedro es un proyecto musical que empezó hace diez años.

¿El Depedro que conocemos ahora es el mismo que el de hace diez años?

Es verdad que Depedro ha vivido muchas cosas, pero yo diría que sí, que sigue siendo el mismo.

¿Has llegado a tocar con 5-6 grupos a la vez? Menuda locura...

Al fin y al cabo la profesión de músico es como cualquier otra. Yo he empleado siempre, y empleo, toda mi energía en la música, igual que otra persona lo hace en su profesión. Voy llenando la maleta de momentos y de recuerdos que me ayuden después a crear historias.

Dices que has empleado siempre toda tu energía en la música. ¿Nunca has tenido que combinarla con algún proyecto paralelo? Estudios, trabajos...

He tenido la suerte de haber vivido de la música desde los 19 años, y me siento realmente afortunado por ello, porque sé lo difícil que es.

¿Has tenido que renunciar a algo por ella?

Yo no diría renunciar, aunque sí es verdad que como cualquier profesión a veces requiere de sacrificios.

¿En tu caso?

La ausencia de mis seres queridos, de mis hijos, cuando estoy lejos de casa.

¿Pero al final siempre piensas: “Todo va a salir bien”?

El título va un poco por ahí. Para coger el camino que me ha llevado hasta aquí he tenido que pasar muchas veces por carreteras secundarias, y no todo ha sido fácil, pero siempre he intentado mirar hacia delante y tener ese mantra como ayuda, para empujarme y animarme. Al final, como en cualquier aspecto de la vida, te quedas con los momentos buenos y con lo que aprendes de la gente con la que compartes esos momentos.

En las carreteras secundarias que mencionas imagino que has escrito algunas de tus mejores historias.

Desde luego; los momentos difíciles siempre son una gran fuente de inspiración para cualquier persona que escribe.

Leí en una entrevista que te hacían en El País que durante tus primeros viajes a Latinoamérica te preguntabas: “¿Qué hace un tipo de Aluche como yo en un sitio como este?”; ¿has despejado ya esa incógnita?

Me sigue sorprendiendo. Desde mi cosmovisión lo veo todo como una persona de barrio. Es un poco la prueba de que siempre hay un espacio para conseguir lo imposible. Cuando hago un concierto fuera me hace replantearme de donde vengo para poder disfrutarlo al máximo, y soy consciente del valor que tiene tocar tanto en el Acrópolis de Atenas, por ejemplo, como hacerlo en un barrio pequeño.

“Cuando hago un concierto fuera me hace replantearme de donde vengo”

¿Tocas igual ante 50 personas que ante 1.000?

Por supuesto, la gente paga su entrada, da igual las personas que acudan, aunque solamente viniera una persona a un concierto tocaría de la misma manera. Es lo mínimo que puedes hacer si respetas a la gente, a tu persona, y a tu profesión.

¿Sigues volviendo por el barrio, entonces?

Siempre que tengo oportunidad. De hecho tengo una canción en el disco de “La increíble historia” que se la dedico a él.

¿Qué queda del chaval de litro, bocata y letras en el parque?

Obviamente la vida son etapas y ya no lo hago, pero siempre me ha gustado mucho la calle. Mi generación ha crecido en la calle; en ella hemos jugado, hemos querido, nos hemos peleado... Hemos vivido, en definitiva.

¿Cuáles eran sus influencias?

A mi siempre me decían que tenía influencias rockeras en La Vacazul, pero lo cierto es que en casa mi abuela siempre me ponía habaneras, y mi madre música africana. Se podría decir que esas fueron mis primeras influencias.

No son nada comunes. ¿Quizás de ellas también surge un poco tus ganas de viajar y tu curiosidad por conocer mundo?

Viajo mucho porque va con mi profesión, y es trabajo. No quiero decir con esto que no me guste, pero sí que en ocasiones pagaría por tener un aparato de teletransportación, no por ahorrarme el viaje, aunque sí el trayecto, porque de lo que realmente disfruto es del encuentro.

¿Y tus influencias de ahora? Siempre digo que muchas veces las influencias son las personas que nos acompañan en el día a día; en tu caso me has hablado de tu abuela de tu madre... Y ahora has contado con la colaboración de artistas de la talla de Luz Casal, entre otros, para este disco ¿Dirías que alguno de ellos son tus influencias?

Todos. No solamente las personas que me han acompañado en este disco; toda la gente que ha formado parte de mi vida y con la que he colaborado me ha enseñado muchísimo y me seguirán enseñando. Tienen una entidad tan grande por ellos mismos y son tan fuertes y tan brillantes que su mera presencia me inspira.

Nada más empezar te vas a hacer Las Áméricas. ¿Estaba muy jodido aquí el tema?

Yo no tuve esa sensación; quizás porque empecé una década antes de que estallara el problema. Yo, afortunadamente he podido tocar hasta 5-6 veces por semana en cualquier garito de Malasaña, antes de que se masificara.

Entonces el ocio era salir y ver música en directo...

¿Y qué queda de aquello?

No te se decir exactamente... porque no salgo como lo hacía antes. Lo que sí se cierto es que la música ha cambiado y que los referentes ahora son otros; pero yo creo que esto tenemos que concebirlo como una cosa natural , generacionalmente nos encontramos en otro momento. No soy amigo del discurso victimista, pienso que hay que considerarlo como otra forma de concebir el ocio y de entender la vida que, por supuesto, te puede gustar más o menos.

“No soy amigo del discurso victimista”

En esta gira, imagino que tocaréis también fuera de España.

Sí, vamos a ir a Chile, a Austria, a Suiza...

¿Llegará el momento en el que Jairo Zavala deje de viajar?

Seguramente. De momento Depedro le lleva por ahí.

Tus canciones son de esas que se escriben de noche, por la carga emocional que tienen. Pero lo que escribimos durante una noche poco o nada tiene que ver con lo que escribimos a la noche siguiente...

De hecho ese es mi talón de Aquiles. Intento escribir cada vez mejor,estéticamente hablando. Para ello me nutro de otros autores, me fijo en lo que escriben e intento encontrar por qué lo escriben, y a partir de ahí lo hago mio, con mis vivencias y mi forma de narrarlas.

Pero manteniendo la esencia.

Lo intento; intento contar las cosas desde mi micro mundo, con las únicas herramientas de las que dispongo: Mis manos y mis recuerdos.

“Intento contar las cosas desde mi micro mundo, con las únicas herramientas de las que dispongo: Mis manos y mis recuerdos”

¿Qué canción del último disco dirías que relata mejor un recuerdo de Jairo Zavala?

¿Por qué?, ¿cómo?, y ¿cuándo?

¿Por qué?

Es una canción en la que emocionalmente me he desnudado más que en otras ocasiones.

Por último te voy a decir una serie de palabras y me tienes que contestar con otra palabra, o con otra frase, lo primero que se te venga a la cabeza; un momento, un sitio, una canción...

Vaca Azul: Líos y diversión.

Loli Jackson: Confianza.

Calexico: Origen.

Coque Malla: Elegancia.

Santi Balmes: Poesía.

Vetustla Morla: Familia.

Izal: Presente.

Depedro: Sueño hecho realidad.

Jairo Zavala: Una persona a la que todavía no conozco del todo.

Música: Mi vida.

Noviembre de 2018. Una entrevista de Rubén Rozas

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