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Lapido. De negruras metafóricas y filtros oníricos

Octubre de 2011. Por Kike Babas y Kike Turrón

El bardo granadino entrega su sexto disco en estudio desde que iniciase su carrera en solitario a finales de los 90. “De Sombras y Sueños” es un trabajo que mantiene el alto nivel compositivo del que Lapido hace gala, mostrándose antes prócer de la canción rock en castellano que abanderado de ningún tipo de malditismo, con su voz de atormentada sabiduría y su conciencia que, de despierta, le hace irremediablemente descreído. Rock sólido y homogéneo que realza el disfrute, melodías que tararear y letras que hacen pensar: Lapido.

De sombras y sueños… ¿Sería este el material emocional del que están hechas tus canciones? ¿Quizás más de sombras que de sueños?

El ponerle título a un disco es una tarea peliaguda. Supongo que titular cualquier cosa… un libro, una película o lo que sea es difícil. Se supone que debes dar en el clavo resumiendo la idea general en una, dos o tres palabras. Había una vieja canción de Pink Floyd que contradice esto que estoy diciendo. Creo recordar que se titulaba algo así como “Un grupo de pequeños animales peludos juegan en una cueva con una piedra” En fin… volviendo al tema… buscando esas palabras definitorias de una obra completa me vinieron a la mente las sombras y los sueños. Son dos conceptos que aparecen en mis canciones recurrentemente. No de ahora sino de siempre. Las interrogantes vitales que planteo en mis canciones son metafóricas sombras. Y los sueños están en el filtro onírico por el que paso la realidad. El cóctel final no sabría decirte si es al 50% o no.

Has llegado a decir que grabar un disco para ti es como correr una maratón sin beber un sorbo de agua ¿Cómo es que transcurre ese exhaustivo proceso creativo?

A mí me duele hacer una canción. Es un dolor espiritual, una especie de agonía en el sentido lucha. Cualquier nacimiento es una lucha por abrirse paso a un nuevo estado, y qué duda cabe que parir un disco es un parto múltiple. No sólo se trata componer las canciones, es ensayarlas con la banda, dar con los arreglos adecuados, meterte en el estudio y dar con los sonidos que se ajusten a lo que esas canciones demandan y luego, cuando has conseguido todo eso, ponte a editarlas, que mejor no cuento el proceso porque aburría a los lectores. Todo se hace largo y complicado… como una maratón. Al final, cuando ves el disco en la calle, es como si hubieras cruzado la cinta de meta y ya no te importa la posición que has llegado, sólo que has logrado acabar el trayecto. Un alivio.

En esta ocasión has contado con sólidos invitados, roqueros a la par que mainstream, (Miguel Ríos, Amaral, Quique González), ¿Qué te ha llevado a llamarles? ¿Cómo calificarías su aportación al disco?

Eran amigos con los que ya había colaborado previamente en directo. Miguel ya quiso participar en Cartografía pero no pudo ser. Después, él hizo una gran versión de En el ángulo muerto para su último disco en estudio, y para mí ha sido un honor que cante conmigo. Con Amaral había tocado un par de veces en conciertos una versión de una canción de 091, La noche que la Luna salió tarde. Y con Quique lo mismo, yo había cantado en un concierto suyo y él en uno mío, aparte de la versión que hizo en su último disco de Algo me aleja de ti. Era normal que los llamara a ellos. Nunca había tenido colaboradores de ese tipo y la verdad es que ha sido una experiencia muy satisfactoria, sus aportaciones han engrandecido el disco. También está ahí Quini Almendros, que es un guitarrista genial y que es la tercera vez que toca el pedal steel en un disco mío. Agradecimiento total.

Los discos anteriores estaban bien producidos por ti ¿Por qué buscaste una mano exterior en esta ocasión? ¿Quién es Paul Grau?

La tarea de productor no es lo que más me atrae a la hora de grabar un disco. Tienes que estar con la oreja puesta todo el tiempo y eso es agotador, teniendo en cuenta que yo interpreto esas canciones. Además quería abrir un poco el espectro sonoro de mis grabaciones, y eso sólo lo podía hacer una persona ajena. Paul Grau es un alemán que reside en la costa granadina desde hace 10 años. Tenía un estudio en Colonia y decidió venirse al sur y se trajo consigo sus viejos aparatos de grabación. Yo lo conocía por referencias de otros músicos de Granada. Lagartija Nick, Lori Meyers y Jean Paul, la banda paralela de mis músicos, habían grabado con él. Hablé con Paul y vi que podíamos hacer algo bueno juntos. El sabe lo que es grabar rock, en los 70 fue muy fan del rock sureño y dice que el primer concierto que vio cuando era casi un niño fue uno de los Kinks, así que… era ideal. Tiene muy buen material en su estudio y apenas sabía nada de mi pasado musical, con lo cual no partía con ningún prejuicio a la hora de trabajar con mis canciones. Creo que su trabajo ha sido bueno.

Este verano se te ha visto en festivales multitudinarios y parece que el nombre de Lapido empieza estar en boca de ya no tan pocos… ¿Notas tú que dejas de estar tan abocado al “malditismo”?

Nunca he tenido vocación de maldito, creo haberlo dicho antes. Para mí hubiese sido mucho mejor haber tenido un gran éxito en los años 80. Las cosas hubieran sido más fáciles. Como no ha sido así he tenido que buscarme la vida como he podido sin renunciar a mis principios artísticos. Con este disco las cosas han ido un poco mejor que con los anteriores, pero sólo un poco. Me han llamado de algunos festivales grandes y yo he ido, aunque no estoy seguro que al público indie le interese demasiado la música de un tipo de casi 50 años como yo. Es una apreciación personal.

En tus 30 años de carrera siempre predomina la vista hacia delante, ¿Eres poco dado a la nostalgia de tu propio pasado musical?

Cada vez que me pongo a echar cuentas y me salen 30 años de carrera me da un escalofrío ¡30 años ya! A veces creo que estoy todavía en las cuevas, donde empecé a tocar a finales de los 70 con 17 años… La nostalgia está bien para tomarse unas cañas con los amigos y recordar los buenos viejos tiempos pero a nivel creativo, para mí, no tiene sentido revivir historias pasadas. Además ya no tengo la energía suficiente para reflotar proyectos pasados. Con 091 ensayábamos casi todos los días y todos los del grupo gastábamos todo nuestro tiempo en la banda. Ahora no estoy seguro de que los 5 miembros estuviéramos dispuestos a hacerlo así. En cualquier caso te diré que en directo sigo tocando alguna que otra canción de aquella época, Son temas que escribí hace 20 años pero que siguen teniendo validez.

En una entrevista reciente afirmabas que siempre quedan descartes de cada disco en clave blues, que quizás un día hagas un disco integro de blues ¿Qué hay de eso? ¿Cuáles son tus bluesmen y tu estilo de blues favorito?

Del blues, el único estilo que no me gusta es el pirotécnico que mezcla las florituras heavy metaleras con armonías blues. Me gusta la escuela de Chicago, los primeros que se apalancaron allí pero que habían nacido en el sur y que electrificaron su sonido al emigrar: Otis Rush, Muddy Waters, Elmore James, Jimmy Reed, Howlin´ Wolf, Little Walter… pero casi me gusta más el primitivismo del estilo rural del Delta: Charlie Patton, Bukka White, Skip James, Son House…

Como lector y como fan, a bote pronto, ¿Qué discos y libros nos recomendarías?

Héroes, Bestias y Mártires, Manuel Chaves Nogales y el primero de Quicksilver Messenger Service, del año 68.



Próximos conciertos

  • 07 oct - Bilbao - Kafe Antzokia
  • 08 oct - Madrid - Sala Caracol
  • 14 oct - Barcelona - L'Auditori


Concierto en Radio3 (vídeo)

www.joseignaciolapido.com




































Licencias: El texto de esta entrevista están protegidos por una licencia permisiva BY NC SA de Creative Commons. Las fotos son propiedad de Joni D.. Enlace a este contenido: https://www.manerasdevivir.com/entrevistas/2011/lapido

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