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Troublemakers Blues Review. 300 Libras de diversión.

Mayo de 2010. Por Kike Babas y Kike Turrón

Hay que tenerlos muy cuadrados o muy bien puestos para atreverse con lingotes de la talla de 300 Pounds of Joy o How Many More Years, que en la mente de cualquier aficionado al buen blues resonarán eternamente en la voz del hipo-huracanado y todopoderoso Howlin`Wolf. Hay que haber oído y asimilado mucho blues para desnudar el Black Dog de los Zeppelín hasta dejarlo en un delicioso ejercicio de blues añejo. Hay que saber admirar mucho a Willie Dixon para hacer, en un disco de once versiones, seis imperecederos del maestro. Todo esto se da en la Troublemakers Blues Review en su disco Chicano Blues, un combo capitaneado por Lichis (el de La Cabra) donde se rinde pleitesía al genero motriz en esto del rock, y donde nos encontramos al poeta reconvertido en garganta negra destilando vapores de sulfuro. Nobody knows you…

¿Cuándo y cómo surge el proyecto? ¿No es si no una buena disculpa para juntarte con Julián Kanewski (antiguo guitarrista de La Cabra)? ¿En qué orden fueron llegando los componentes del grupo?

Lichis: Comencé el proyecto justo después de acabar la grabación de Hotel Lichis (2005) y en principio conté para él con los músicos que me acompañan ahora en La Cabra Mecánica. Hicimos algunos bolos por Cataluña y después lo abandonamos.

Cuando comencé a acudir asiduamente a Madrid volví a contactar con Julián y a buscar nuevas canciones. Entonces apareció Juli El Lento, le conocí tocando para el disco en solitario de Julián. El último en aparecer fue Manolo del Campo, al que ya conocía desde hace muchos años. Entonces llegó la decisión de grabar (principios de 2009) y la necesidad de mantener este proyecto vivo y de seguir creciendo con el Blues.

¿Dónde y cuándo ensayáis? ¿Cómo elegís el repertorio? ¿Cuántas canciones tenéis preparadas?

Para ser una banda de Blues ensayamos bastante… Y en cuanto pueda instalarme de más continuo en Madrid me gustaría mantener un ritmo de ensayos y de búsqueda de canciones constante en un local. Elijo los temas pensando por una parte en los conocedores más acérrimos del Blues, al mismo tiempo que pienso en todo aquel que no lo haya escuchado demasiado, por eso aunque me gustan mucho los grupos de Blues-Rock y de Texas-Blues que abundan, intentamos aportar algo distinto a lo que la gente está acostumbrada a escuchar en el circuito. Muchas canciones se alejan de la estructura típica del Blues de 12 compases, tienen partes “B”… buscamos ése repertorio de Blues que ocurrió 4 o 5 años antes del Rock’n’Roll en los años 50.

En cuanto al repertorio preparado, estamos ahora en un punto de transición: Hay bastantes temas de Blues pero lógicamente las influencias hacia el Folk de Julián tiran bastante y en ocasiones derrapamos un poco hacia el Country (ese grupo de blancos que eran en el fondo negros pero no lo sabían…).

¿No acompleja o acojona poner tu garganta al servicio de esa música de aguardientosa negritud? ¿Y cantar en inglés?

Acojona bastante, así que he intentado ser lo más fiel posible a las interpretaciones originales desde mi idiosincrasia personal. Pero poco a poco me siento más a gusto, más en el papel. El otro día en La Coquette nos estuvo viendo Yosi de Los Suaves, y al acabar me dijo que le apetecía mucho a él también hacer algo así, que se veía en ello. Creo que existe una gran conexión entre muchas de las grandes voces del Blues y las grandes voces rotas del Rock en castellano.

¿Por qué ese título al disco Chicano Blues? Háblame un poco de la grabación del disco.

El título viene de buscar una complicidad cachonda con nuestro origen hispano tocando una música tan lejana geográficamente de nosotros. El disco se grabó en El Estudio de Felicidad Producciones en Terrassa (Barcelona) y salvo las armónicas que tuvieron que ser grabadas a posteriori por problemas de logística, bajo, guitarra y batería se grabaron en directo sin claqueta y sin recordings, haciendo tomas hasta encontrar la que tuviera más vida. El disco lo grabó y mezcló Lluis Cots y por último se masterizó en Madrid por José Nortes. Creo que para todos nosotros ha sido una de las mejores experiencias que hemos vivido en estudio.

¿Crees en la infalibilidad y vigencia del legado Robert Jhonson, en pleno siglo XXI? ¿Por qué?

Sé que suena a tópico decir que el Blues está en toda la música Rock que escuches, pero es una verdad como un templo. Cuando escuchas esas cosas que son pretendidamente Rock y que no son más que guitarras distorsionadas al servicio de música que podría pertenecer a cualquier cantautor melódico, te das cuenta de lo importante del poso Blues. Por otra parte tengo que decir que en este proyecto no busco otra cosa que lo que sí tenga vigencia para mí a un nivel espiritual, y quizá autobiográfico.

¿Podría ser Willie Dixon el mejor compositor de canciones blues? ¿Quiénes les igualan según tú?

Hemos de tener en cuenta que mucho del Blues de primigéneo se ha perdido, y fueron tiempos de una extraordinaria riqueza compositiva tanto en lo musical como en las letras. Hay cientos de buenísimos compositores de Blues. Willie Dixon tal vez sea considerado el mejor por la influencia que ejerció en muchos músicos, sobre todo ingleses, que descubrieron el Blues a través de las grabaciones de Chess Records (Eric Clapton, Keith Richards, Jimmy Page, etc). También una de las cosas que tiene el cancionero de Willie Dixon es que marca muchas de las pautas compositivas y formales de lo que en poquísimos años vino a llamarse Rock’n’Roll.

¿Eres aficionado, además de a la música, a las biografías de algunos de estos primigenios héroes del blues rural o urbano? ¿Has seguido la vida de alguno de ellos con particular atención?

En general procuro, y sobre todo últimamente desde que me estoy haciendo mayor, leer muchas más biografías e Historias de la Música. Al hacerlo das por buena esa famosa frase de que quien olvida su historia está condenado a repetirla. Y compruebas con cierto escalofrío cómo siguen repitiéndose muchas de las trágicas biografías de los músicos en la actualidad. Pero también aprendes a valorar la energía creativa que, a pesar de todo, consigue ver la luz en el arte de estos músicos a los que habría que calificar de héroes.

Aunque también le das al blues blanco setentero (J.J. Cale, Zeppelín), se denota querencia por el blues negro, añejo y urbano (de Chicago of course). ¿Por qué?

Aparte de por los motivos que he apuntado antes, quizá porque es el repertorio que menos esfuerzo me cuesta hacer mío con la voz. También por la afinidad con Willie Dixon, que era también contrabajista y cantante, y sobre todo por mi querido Howlin’ Wolf.

¿Qué opinas de la adaptación que los bluesmen blanquitos de los setenta hicieron de los negrazos de los cincuenta? (hablo de The Doors, Canned Heat, Rolling Stone, Zeppelín, etc. revisando el legado de Dixon, Johnson, Hooker, etc.)

Me recuerda, por supuesto con diferencias, bastante al fenómeno que ha ocurrido estos últimos años con la rumba o con aquello que hemos dado en etiquetar como “flamenquito”: Una música que, liberando la raíz flamenca del elitismo y el virtuosismo que la constriñe en ocasiones, busca una nueva forma de expresión más inmediata para el público y con la que éste se identifica de inmediato. Han sido muchos grupos de payos los que han vuelto a poner en boga estos ritmos tanto gitanos como negroides e iberoamericanos, consiguiendo audiencias masivas que los músicos originales no habían conseguido. Puede ser algo parecido.

¿Te atreverías a hacer lo mismo que has hecho con el blues con el legado del jazz (de Charlie Parker a Jaco Pastorius)? ¿Qué sientes por esa música?

Me encanta el Jazz y como bajista dediqué unos cuantos años de mi vida a transcribir casi todo el repertorio de Jaco Pastorius y a aprendérmelo con el bajo. No descarto en el futuro coquetear algo con el Jazz, pero en principio lo disfruto mucho más como oyente. Me pasa con el Jazz un poco como con el Flamenco: Son dos estilos que mantienen vivo el espíritu del virtuosismo y de la experimentación, pero me gusta conjugar su influencia con la de estilos, por decirlo de alguna forma, más inmediatos.

Licencias: El texto de esta entrevista está protegido por una licencia permisiva BY NC SA de Creative Commons. La foto es propiedad de Ricardo Otazo.

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